El grupo del CIBERDEM en el laboratorio de endocrinología molecular del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) que lidera Deborah Burks investiga cómo la señalización deficiente de la insulina contribuye a las enfermedades metabólicas. En concreto, estudian el papel de las vías de señalización intracelular activadas por los receptores de insulina y IGF-I en procesos biológicos como la regulación del ciclo celular o la respuesta a inflamación. En esta entrevista, la Dra. Burks repasa los principales resultados obtenidos en este campo y los proyectos en los que trabaja su grupo, y aborda la situación de la mujer en la ciencia.
-¿Cuáles son las principales líneas de investigación que centran el trabajo de su grupo?
-En el laboratorio de endocrinología molecular del CIPF investigamos cómo la señalización deficiente de la insulina contribuye a las enfermedades metabólicas. Identificamos los mecanismos moleculares por los que la señalización de la insulina modula la proliferación y diferenciación de las células progenitoras adiposas, pancreáticas, hepáticas y neuronales. La misión general de nuestras líneas es ampliar el conocimiento sobre el papel de las vías de señalización intracelular activadas por los receptores de insulina y IGF-I en procesos biológicos como la regulación del ciclo celular o la respuesta a inflamación.
En 1982 se descubrió por primera vez que los receptores de la familia de insulina son tirosina quinasas y, aunque el campo lleva ya más de dos décadas investigando la señalización mediada por dichos receptores, aún hay conceptos básicos que no comprendemos del todo. Por ejemplo, aún no entendemos cómo la propia insulina regula la proliferación y supervivencia de las células betas pancreáticas o, por otro lado, cómo las vías de señalización de la insulina modulan las funciones cognitivas del sistema nervioso. Estudiar y definir mejor los mecanismos moleculares es una forma lógica de identificar nuevas dianas para terapias y medicamentos para tratar la obesidad y la diabetes. De hecho, la mayoría de los fármacos que empleamos hoy en día para tratar distintos tipos de cáncer derivan de la investigación molecular en receptores y vías de señalización.
-Su grupo ha reportado el papel clave de IRS2 (Insulin Receptor Substrate 2) en el metabolismo del hígado y la regeneración hepática, ¿qué conclusiones están obteniendo de sus trabajos en esta línea?
-Resultados recientes que hemos publicado en la revista Plos Biology demuestran cómo la insulina tiene un papel clave en el proceso de reparación del hígado durante el daño crónico. La resistencia a la insulina, una afección muy común y estrechamente asociada con la enfermedad metabólica y la diabetes mellitus de tipo 2, reduciría la habilidad de las células madre para responder ante el daño y generar nuevas células que permitan la reparación del tejido hepático. Por tanto, los pacientes con enfermedad metabólica serían más susceptibles al daño hepático porque son incapaces de regenerar correctamente el hígado.
-También trabajan en la relación de IRS2 con procesos neurodegenerativos, ¿qué investigaciones desarrollan en este campo?
-Durante los últimos 10 o 15 años, los estudios clínicos han mostrado que la diabetes es un factor de riesgo para desarrollar la enfermedad de Alzheimer, una observación que indica que la insulina y el metabolismo sistémico puede ejercer cierto papel en desencadenar alteraciones en el sistema nervioso como la neurodegeneración.
Los ratones deficientes en IRS2 nacen con un cerebro pequeño, un fenotipo muy interesante que hemos publicado hace años. Más recientemente, nuestro laboratorio ha contribuido de manera importante a la idea de que las rutas de señales de IRS2 son críticas para el correcto funcionamiento y desarrollo cerebral. En particular, hemos demostrado que la deficiencia en IRS-2 impide la proliferación neuronal, revelando un nuevo papel específico para IRS2 en la neurogénesis, y en los cerebros de los ratones adultos deficientes en IRS2 hemos observado que la proteína tau asociada a los microtúbulos está hiperfosforilada, un indicador de la enfermedad de Alzheimer.
-¿Qué nuevos avances en la clínica podría traer un mejor conocimiento de los mecanismos asociados a la actividad de IRS2?
-Por los estudios en ratones y los estudios de diabetes T2 en humanos, ya sabemos que la molécula IRS2 es imprescindible para mantener una respuesta correcta a la insulina, por lo cual todo apunta que es una diana molecular que puede ser explorada para intervenciones farmacológicas, genéticas, etc. Uno de los objetivos de nuestro trabajo es identificar compuestos que son capaces de modular la expresión y/o actividad de IRS2 en humanos. Así, una estrategia racional sería aumentar su función en pacientes con resistencia a insulina para restaurar o normalizar su respuesta a insulina. Otro posible uso sería modular la expresión o función de IRS2 en células beta pancreáticas para aumentar su capacidad de replicarse.
-Desde su situación como investigadora consolidada de origen americano, ¿cómo percibe la situación de las científicas jóvenes en España?
-Llegué a España en 1999 y me quedé sorprendida por la cantidad de mujeres estudiando Biología, Química, Medicina etc. La mayoría de los estudiantes en la facultad de Medicina eran y siguen siendo mujeres, tasas muy superiores a lo que encontramos en EE UU. Ya con esto hemos solucionado parte de problema histórico y social: interesar y atraer niñas y jóvenes a las áreas de STEM (science, technology, engineering, math). Tenemos que conseguir darles el apoyo para que sigan en estos tracks para llegar ser investigadoras senior o jefas de servicio en los hospitales. Necesitan todo el apoyo institucional. Afortunadamente, en España en estos momentos tenemos la suerte de contar con un Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, el cual tiene en su agenda, como una prioridad, la igualdad de género en el ámbito científico. En esta línea, el Ministerio cuenta con la Unidad de Mujeres y Ciencia para impulsar la perspectiva de género en las políticas científicas y ha promovido el Observatorio ‘Mujeres, Ciencia e Innovación’ (OMCI) para la Igualdad de Género en el Sistema Español de Ciencia, Tecnología e Innovación como órgano colegiado interministerial. Sin duda, muy buenas iniciativas para promover la igualdad de oportunidades y aumentar la presencia de mujeres en la vida científica y universitaria.
-Usted ocupa la gerencia de la Fundación Centro de Investigación Príncipe Felipe, ¿por qué hay tan pocas mujeres en puestos de dirección de instituciones científicas? ¿Ha tenido que romper techos de cristal?
-De los seis centros y fundaciones de investigación de la Comunidad Valenciana, sólo el Centro de Investigación Príncipe Felipe está dirigido por una mujer científica. Pero mi centro es ejemplar: ¡somos un 70% de mujeres en investigación! El hecho muestra que vamos rompiendo techos, pero todavía queda por hacer.
Cuanto más alto es el nivel de responsabilidad, menor es la presencia de mujeres. Por ejemplo, aunque hay más mujeres estudiantes de grado y de máster (en 2018, el 55% de los alumnos y casi el 60% de los titulados universitarios fueron mujeres), sin embargo, la presencia de mujeres disminuye conforme vamos subiendo de categoría: de cada 100 catedráticos, sólo 20 son mujeres y sólo entre un 10-15% son rectoras en universidades.
Aprovecho para animar a las áreas del CIBER a mejorar sus cifras: en el propio CIBERDEM, de los 30 investigadores principales, sólo somos 7 mujeres. ¿Cuántas áreas CIBER hay hoy en día dirigidas por mujeres?
-¿Cómo ve la necesidad de investigar con perspectiva de género en la ciencia?
-Investigar con perspectiva de género en medicina y biomedicina es de sentido común y es buena ciencia, una herramienta para obtener resultados más válidos y completos. Cuanto más alto es el nivel de responsabilidad, menor es la presencia de mujeres. La prioridad de avanzar con el conocimiento en el conocimiento sobre género y salud está reflejada en los programas a nivel nacional, europeo, e internacional. Incluir el género como parámetro en nuestros estudios de enfermedades metabólicas es imprescindible para realizar una investigación con rigor científico y fundamental para evitar sesgos en todo que hacemos, desde testar fármacos a describir factores de riesgo.
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